El mundo real que nos rodea
a los seres humanos está conformado por materia. Sabemos que la materia, a su
vez posee determinadas composiciones y que de acuerdo a esto se clasifica en homogénea
y heterogénea, considerando sus propiedades generales y específicas.
Es tiempo de que hablemos de
las “mezclas”, a diario escuchamos la palabra “mezcla” formando parte de
conversaciones y cuestionamientos. Al hablar de una mezcla, esta no posee una composición
definida; es decir, su composición es variable.
Las mezclas las podemos
encontrar en dos formas: homogéneas y heterogéneas y juegan un papel importante
en la vida de todo ser vivo puesto que los alimentos y las actividades que realizamos
también se relacionan con éstas.
Una mezcla homogénea es aquella que presenta uniformidad, a simple
vista, en toda su extensión. En química se dice que presenta una sola fase. Por
ejemplo, las bebidas alcohólicas (vinos, vodka, brandy), la gasolina, la
mayonesa, los jarabes, etc., tienen una composición y apariencia uniforme es
decir no nos es posible distinguir sus elementos.
Una mezcla heterogénea presenta más de una fase, en donde los límites
que separan una fase de otra, denominada interfase, permiten observar distintas
propiedades y composición; por ejemplo, las mezclas de agua y aceite, la arena,
la mermelada, etc.